El Mes Nacional de Prevención
del Acoso Escolar es una oportunidad para reflexionar sobre un problema serio
que no solo priva a los estudiantes de un ambiente de aprendizaje alegre, sino
que puede tener efectos tóxicos en el receptor que se extienden hasta la edad adulta,
como dificultad para dormir, ansiedad y depresión.
Si bien los maestros y otros
adultos que trabajan en las escuelas generalmente responden al acoso escolar
cuando lo ven, algunas de las estadísticas destacadas en esta campaña de un mes
de duración son particularmente preocupantes:
·
En 2016, el 64% de los niños que fueron
intimidados no lo denunciaron.
·
El porcentaje de personas que han experimentado
acoso cibernético casi se ha duplicado (del 18% al 34%) desde 2007-2016.
·
El 43% de los estudiantes teme el acoso en el
baño.
Estos números pueden ser
abrumadores. ¿Cómo podemos prevenir la
intimidación si gran parte de ella se está ocultando o fuera de la escuela?
La maestra veterana Caltha
Crowe explica que el mejor paso para terminar con el bullying
es prevenirlo. Las investigaciones nos dicen que es menos probable que
los niños participen en conductas de intimidación si se sienten conectados con
sus compañeros, sus maestros y la escuela en general.
Crowe ofrece algunas maneras
de cultivar un aula en la que los estudiantes se sientan incluidos y conectados
con sus compañeros y adultos:
Ayuda a los
estudiantes a aprender los nombres de los demás
A menudo suponemos que los
niños aprenderán los nombres de sus compañeros de clase, pero, en la mayoría de
los casos, necesitan ayuda para conocer a los estudiantes fuera de sus redes
sociales inmediatas. Las etiquetas de identificación pueden ayudar, y al
permitir que los alumnos las personalicen, permite que los compañeros aprendan
más acerca de los demás. Las actividades para llegar a conocerlo también pueden
ser efectivas.
Cocrear las reglas de la clase con los estudiantes
Darle a los estudiantes una
voz en la discusión sobre las reglas de la clase los ayudará a ver las reglas
como un marco para una visión compartida del salón de clase en lugar de un
castigo. Si bien el aspecto de esta co-creación puede variar según el grupo de
edad, Crowe comparte un proceso que ha encontrado particularmente efectivo.
Primero, sus alumnos escriben las metas de aprendizaje para el año. Luego, una
vez que todos hayan compartido sus objetivos con la clase, sus alumnos
intercambiarán ideas sobre reglas que pueden ayudar a todos a lograr esas
metas.
Algunas cosas para
tener en mente:
·
Mantenga las reglas positivas.
·
Mantenga las reglas al frente y en el centro
durante todo el año escolar, y conéctelas a la vida diaria de la clase.
·
Enmarque cualquier comportamiento de
intimidación en contraste con la visión positiva que crean las reglas.
Enseñe a los estudiantes cómo trabajar juntos
Cuando los estudiantes están
aprendiendo y resolviendo problemas juntos, el círculo de respeto esencial para
una clase inclusiva se fortalece. Mientras más amplia sea la variedad de
emparejamientos que inicie durante el trabajo en grupo, más fuerte se vuelve la
red de aula. Sin embargo, tenga en cuenta sus emparejamientos y considere de
antemano quién trabajará bien al crear pares o grupos.
Para que los estudiantes
tengan éxito, es posible que necesiten que se les muestre cómo trabajar juntos.
El modelado interactivo puede ser una forma
valiosa de enseñar a los estudiantes las habilidades necesarias para trabajar
con sus compañeros, mientras que usted puede usar el juego de roles para ayudar
a los estudiantes a pensar sobre posibles problemas que puedan surgir. Estos
apoyos ayudarán a crear un clima de seguridad y confianza.
Por supuesto, estos son solo
pasos iniciales para prevenir la intimidación.
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