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domingo, 29 de octubre de 2023

El Control del Sistema Educativo: La Historia de la Sombrilla Amarilla

 


En el año 2012, durante la campaña presidencial en la República Dominicana, se gestó un plan que cambiaría el rumbo de la educación en el país de manera significativa. El sector empresarial, siempre atento a las oportunidades que se presentan en el ámbito político, vio en este momento una ventana para tomar el control del sistema educativo y promover su propia agenda. Para lograrlo, utilizaron su poder económico y su influencia mediática para crear una sombrilla bajo la cual buscaron eliminar a cualquier persona u organización que se opusiera a sus planes.

Así nació la "Sombrilla Amarilla", un movimiento respaldado por el poder económico y comunicacional de los empresarios que buscaba presionar a políticos y a la sociedad en general para que se alinearan con sus objetivos. Esta presión mediática fue el comienzo de un proceso que transformaría la educación dominicana y que, en última instancia, tuvo un impacto negativo en la formación de las generaciones futuras.

Los políticos, siempre preocupados por mantenerse en el poder y evitar cualquier pérdida de votos, se sumaron a esta sombrilla diseñada por el sector empresarial. A partir de ese momento, el poder político se sometió a las directrices de la "sociedad civil" respaldada por los empresarios.

Una de las estrategias clave de la "Sombrilla Amarilla" fue la promoción de la llamada "nueva pedagogía". Bajo este enfoque, se intentó desacreditar la educación tradicional y se promovió la idea de que era necesario erradicar el conocimiento de las raíces culturales e históricas del país. Se buscó un cambio radical en la forma en que se enseñaba y se aprendía, priorizando las competencias por encima de los conocimientos. La autoridad de los maestros fue reducida, se impuso un nuevo currículo escolar y se permitió a los estudiantes elegir lo que querían aprender.

Sin embargo, este enfoque no ha dado los resultados esperados. Hoy en día, República Dominicana enfrenta las consecuencias de esta agenda educativa impulsada por el sector empresarial. Miles de millones de dólares se han invertido en un sistema que no ha mejorado significativamente. El país se ha convertido en especie de zapata en las pruebas educativas internacionales, pero varias generaciones de estudiantes no comprenden lo que leen y tienen dificultades para expresar sus ideas por escrito. La cultura y el amor propio se han visto afectados negativamente, y la educación se ha orientado más hacia la preparación para el empleo que hacia la formación integral para la sociedad.

Es fundamental que el sector empresarial asuma la responsabilidad por el impacto negativo de su agenda educativa en República Dominicana. Las generaciones actuales y futuras merecen una educación de calidad que promueva un pensamiento crítico y una comprensión profunda de su cultura y su historia. La sombrilla amarilla ha dejado una marca indeleble en la educación dominicana, y es hora de que aquellos que impulsaron esta agenda se hagan responsables de los daños causados y trabajen en conjunto con la comunidad educativa para encontrar soluciones efectivas que beneficien a todos los ciudadanos del país.